Hasta el país asiático nada más y nada menos ha viajado nuestro compañero Francisco Suárez para desarrollar un proyecto de investigación de lo más interesante. ¿Practicar meditación incremente la consciencia de nuestro propio cuerpo? Para comprobarlo se fijará en monjes budistas, yoguis, etc. Toda una aventura que nos relata en su videoblog. 

Unos años atrás. En 2013 presenté un póster en un congreso de la sociedad de Fisiología de Reino Unido (The Physiological Society) y allí conocí a un profesor de la Universidad de Kathmandu, el Dr. Ojashwi Nepal. Estuvimos charlando y me dio su tarjeta, con la intención de que siguiéramos en contacto.

Pasaron los años y empecé a interesarme por el mundo de la meditación y, sobre todo, por los estudios científicos sobre los cambios en el sistema nervioso a través de esta práctica. Por otro lado, mi responsable Ana María Sánchez del Moral, me animó a solicitar una estancia internacional. Así que redacté el proyecto y se lo propuse a mi contacto en Nepal. La respuesta fue inmediata: sí. 

¡Esa pregunta es muy difícil! El primer día no fui capaz de procesar nada: me recogió en el aeropuerto el Dr. Ojashwi Nepal y me llevó en taxi hasta mi casa. Tras dormir un poco, mi casero me ubicó en el barrio y me enseñó sitios útiles como donde hacer la compra, sacar dinero, un locutorio donde comprar una tarjeta SIM y cosas aún más útiles como cómo cruzar la calle...Quizás eso es lo que precisamente más impresión me causó los primeros días: las calles y el tráfico.

Hay mucha contaminación y muchos días debemos llevar mascarilla. Las calles no tienen placas con su nombre ni hay número en las casas. Debes aprender a preguntar por sitios conocidos en vez de por las calles o las casas. Se conduce por la izquierda y si a eso le sumamos que hay miles de motos, coches, autobuses, furgonetas, vacas, cabras, perros y peatones, el tráfico es un auténtico ecosistema en el que te tienes que fundir para poder cruzar...¡Apenas hay semáforos!

Lo curioso es que, aunque en las calles principales hay un ruido ensordecedor, polvo y contaminación, todo eso queda compensado con el carácter nepalí que es, en términos generales, tremendamente hospitalario y agradable. Parece increíble que dos culturas tan diferentes puedan tener modos y formas de comportarse tan parecidas: el sentido del humor, por ejemplo, es muy parecido al español, aunque cueste creerlo.

Nos concentramos en la percepción del cuerpo (o propiocepción) porque normalmente todas las técnicas de meditación sostienen que con la práctica de las mismas se adquiere una mayor consciencia corporal, lo que en inglés se denomina body awareness.

En el sistema muscular esquelético hay unos sensores denominados husos musculares que precisamente se encargan de ello, de informar al cerebro dónde se ubican cada uno de nuestros músculos. Cuando esos sensores dejan de mandar la información al cerebro o ésta se bloquea en el nervio correspondiente, entonces dejamos de sentir esa parte del cuerpo; esta experiencia se tiene cuando nos anestesian localmente una zona del cuerpo, por ejemplo, o cuando se nos duerme una mano, una pierna o un pie; momentáneamente bloqueamos el flujo de información del músculo al cerebro. Esos sensores no sólo informan de la posición corporal sino que facilitan la realización de movimientos involuntarios muy sencillos como son los reflejos.

Si en la gente que medita hay cambios plásticos en esos circuitos, esperamos encontrarlos a través de la observación de ciertos parámetros de un movimiento reflejo cuyo circuito está muy bien estudiado: el reflejo rotuliano.

A primeros de diciembre ya estaré encima de la tarima otra vez. 



Seguro que a la vuelta Fran tendrá mucho que contar...En NETWORK le seguiremos la pista ;)